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martes, 26 de junio de 2012

Cristina confesó que no hay más remedio que el ajuste


Cristina confesó que no hay más remedio que el ajuste

La presidenta Cristina Kirchner confesó que ante la crisis y la recesión no hay más remedio que el ajuste. No tiene suficiente dinero para asistir a las provincias, ni tampoco para reducir los impuestos, como está haciendo Brasil, por ejemplo.

Ese es el mensaje, con sus condimentos políticos, ya que advierte que al amparo de los reclamos económicos aparecen también los intentos de construir una alternativa política para 2015, cuando según la Constitución, en vigor, no podrá ser reelecta.
La Presidenta no tiene suficiente dinero para asistir a las provincias, ni tampoco para reducir los impuestos
Curiosamente, sus políticas parecen destinadas a profundizar el freno a la actividad. Fue en recesión cuando los Kirchner sufrieron por única vez desde 2003 una derrota política a nivel nacional.
Respecto del impuesto a las ganancias y la defensa que hizo la Presidenta puede decirse:
El impuesto a las ganancias existe en todos los países del mundo. Es cierto, lo hay en todos los razonables. Y son buenos los sistemas tributarios basados en él, porque es progresivo. En la Argentina, en cambio, el que más recauda es el IVA, que introduce factores de regresividad.
Fue en recesión cuando los Kirchner sufrieron por única vez desde 2003 una derrota política a nivel nacional
En cambio, no hay inflación como en la Argentina, salvo en Venezuela y un puñado de los países africanos más atrasados. Esa inflación es la que hace que todo aumento de salarios sea, a los fines de la recaudación, un enriquecimiento. La actualización de los mínimos no se hace ni siquiera con los increíblemente bajos índices del Indec.
Y además, las escalas del impuesto generan inequidades enormes, como que a un trabajador el empleador le aumente el salario, pero por el tributo, los ingresos de bolsillo terminen siendo menos. Es decir, gracias a que el empleador concede una mejora salarial, el Estado no sólo se la queda toda, sino que además, le arranca un pedazo del "salario viejo" que antes no se llevaba.
Cristina Kirchner además dijo que ganancias sólo afecta al 19% de los trabajadores registrados. Es uno de cada cinco, cuando en 2002 era uno de cada 12. Pero además, si se trata de una injusticia o una confiscación, pareciera que es poco razonable decir que continuará porque sólo la sufre una minoría.
El ejemplo de los países desarrollados usado por la Presidenta es incompleto
En la Argentina son muy altos los impuestos al salario y, además, otros tributos. El ejemplo de los países desarrollados usado por la Presidenta es incompleto. En los Estados Unidos el impuesto a las ganancias es muy importante. Pero las otras cargas sobre el salario son mucho menores. Y el IVA aquí es del 21% a lo que hay que sumar 4% o más de ingresos brutos. No menos de 25% e incluso hasta el 30% de los precios pagados por los consumidores finales son impuestos. En algunos casos, muchísimo más. En los Estados Unidos el impuesto a las ventas, que cobran los Estados, va del uno por ciento a alrededor del 12% y no todos los bienes están gravados.
En otros países, por ejemplo, cualquiera que compre un inmueble, aunque sea su vivienda única y lo venda luego y obtenga una ganancia debe pagar un tributo. En los Estados Unidos hay una sola excepción en toda la vida. En la Argentina todas esas operaciones están exentas, siempre y cuando no sean la tarea habitual. Los beneficiarios son, entre otros, los que logran aumentar su capital comprando inmuebles baratos y venderlos cuando se valorizan.
En Alemania la presión impositiva es un poco superior a la de la Argentina, por ejemplo. Pero allí nadie se ve forzado a contratar servicios privados para remplazar a los poco eficientes que presta el Estado. Las autopistas son gratuitas y es de excelente nivel la educación pública. En una buena administración, el gasto público reemplaza gasto privado. Pero en la Argentina eso no ocurre y hay que pagar impuestos para sostener al Estado y luego volver a pagar por todo aquello (seguridad, salud, educación) que el Estado presta de manera deficitaria.
La Presidenta dijo que el mundo está como en 2008 en la crisis de Lehman Brothers. Probablemente exagere. Pero si es así, podría hacer como los Estados Unidos. Obama redujo el impuesto a las ganancias en 2010 con la Tax Relief Act.
El Gobierno gastó todo lo disponible e incluso desahorró, tomando las reservas del Banco Central y los fondos de la Anses para fogonear el crecimiento cuando la economía iba bien. Lo mismo hicieron muchas provincias, que cerraron en rojo, a pesar del fuerte incremento del PBI. Nadie parece haber guardado para moderar el ajuste en tiempos de vacas flacas.

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